En compañía del silencio de las estrellas

18 agosto 2023

Pasear con el silencio en plena oscuridad en plena naturaleza . No siento miedo en la oscuridad. La disfruto. Aquí sí. Me siento cómodo, acompañado, conmigo mismo, con mi alma . Un regalo. A escasos 5 minutos de casa, por la noche, me sumerjo en la soledad del valle, al dejar atrás las últimas casas de Tabayesco.

El silencio de la noche es únicamente alterado por el sonido de mis pisadas tranquilas y seguras y por algún sonido emitido por aves aún activas en la noche. La Negritud, únicamente es interrumpida por las estrellas y la luna.

Observo acostado sobre el rofe las constelaciones que conozco y las que no como la osa mayor, orión,….y en esa estar ahí sin pensar, tumbado me observo en silencio y disfruto momentos de quietud de mi mente.

Soy afortunado de poder parar, parar el mundo y simplemente disfrutar de este momento. Doy las gracias. Soy consciente de que no mucho el mundo puedo darse este regalo o sabe hacerlo. Consigo momentos de parar, de escuchar la naturaleza y escucharme, de poder bajar el ritmo, un ritmo más orgánico con mi naturaleza, con nuestra naturaleza humana, sin tanto quehacer ni ruido mental.

Me siento en estos momentos como un nómada del desierto en medio del desierto del Sahara o de Australia, estando en comunión con uno y con la naturaleza. No hay tiempo. Que gozada, decido que deje de existir el concepto de hora, minuto, tiempo…..y lo disfruto.

Vivimos en un mundo cada vez más ajetreado, corremos como el conejo de Alicia con su reloj (yo, el primero), con el no tengo tiempo o llego tarde, cada más más multitareas y en el hacer, a velocidades no armónicas, que nos llevan a cansancio y agotamiento de nuestra energía vital.

Creo esencial parar para escuchar o escuchar para darse cuenta que hay parar o bajar un poco el ritmo. Aprender a regalarnos momentos de parar, de no hacer nada, de estar con nosotros simplemente, sin móvil, sin televisión, sin entretenimientos…..¿podemos hacerlo? Si, Podemos, y desde ahí escucharnos y ver si estamos disfrutando con este ritmo, si podemos cambiarlos o como llevarlo mejor….yo aún sigo viendo ese ritmo elevado en mi, las prisas, …queda camino, lo acepto y sigo trabajando en ello, ….

Me sienta bien el ritmo y la energía de Lanzarote, llevo un ritmo más tranquilo que cuando vivía en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, en Gran Canaria o en La Laguna, Tenerife, y mucho mejor que los dos meses y medio que viví en Madrid. Cuando visito estos lugares veo que me muevo más lento y mi ritmo es más bajo que la ciudad y la gente con la que me encuentro. Observo su ritmo y veo que es lo que quiero y hacia donde quiero ir.

Ahora vivo en Lanzarote, aquí en Tabayesco, rodeado de montañas y el mar, a un escaso kilómetro. Paseo muchas veces en la mañana y en la noche escuchando el rugido o la melodía del mar, sintiendo el viento, caminando lento, por la naturaleza, descalzo o con zapatos, sin móvil, sin libros, sin audios, acompañado por los vuelos de los cernícalos, los graznidos de los cuervos o los múltiples canticos que imita el alcaudón..….y en ese caminar, en un modo más ECO para mí, me acompañan muchas mis dos disfrutonas de la naturaleza, mis dos lindas perrillas, Galleta y Yua.

Raúl